Me hizo muy feliz haber visitado la Exposición de Arte de Lance Wyman en Monterrey. Sin duda, una de las muestras más geniales que he visto.
Al recorrerla, es imposible no dejarse envolver por ese universo vibrante de colores y formas geométricas que caracterizan su trabajo. Cada pieza transmite la esencia innovadora de los años 60 y 70, pero al mismo tiempo conserva una atemporalidad que sigue siendo sorprendentemente vigente hoy.
Lo fascinante de esta exposición es poder observar de cerca sus bocetos, carteles y logotipos, y descubrir cómo la simplicidad puede convertirse en un lenguaje poderoso. Wyman es reconocido mundialmente por su capacidad de transformar la gráfica en identidad, algo que demostró de manera magistral con el sistema visual de los Juegos Olímpicos de México 1968, considerado uno de los programas de identidad más icónicos en la historia del diseño.
Su legado no solo se reduce a aquel proyecto monumental: también desarrolló señalética y sistemas gráficos para el Metro de la Ciudad de México, la Smithsonian Institution en Washington y múltiples proyectos urbanos que cambiaron la forma de entender la comunicación visual en el espacio público.
Más allá de la estética, esta exposición nos invita a reflexionar sobre el papel del diseño en la construcción de la memoria colectiva y la identidad cultural. Wyman nos recuerda que el diseño gráfico no solo informa: da sentido, une y permanece en la memoria de generaciones enteras.
I 🤍 Lance Wyman






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